jueves, 27 de mayo de 2010

Crónica de un hallazgo

En el año 2005, se instalaron las Plantas de Tratamiento para el Acueducto del Corregimiento de Damasco, Municipio de Santa Bárbara, con estudios técnicos profesionales que garantizaban estabilidad del terreno y durabilidad en el tiempo…Sin embargo, en el año 2007, por el mes de febrero, apareció un cráter de más o menos 3 metros de profundidad por 1.50 de boca, debajo de las zapatas de las columnas que soportaban el peso de la estructura de la planta.

Impactó mucho esta situación a los funcionarios del acueducto, pues inicialmente no se atinaba a identificar qué había pasado, pero como estaba en época de muchas lluvias, se pensó que podía ser una especie de derrumbe por culpa de la humedad por escorrentía del agua lluvia.

Se procedió a llamar el jefe de obra del municipio, como garante de la construcción. El acueducto por su cuenta, contrató un ingeniero civil para que diera su concepto técnico acerca del insuceso. Las versiones de ambos coincidieron en que personas de la comunidad, más propiamente, del entorno del acueducto, habían estando guaqueando, llevándose los tesoros y dejándonos el hueco. Por su parte, los funcionarios del acueducto desvirtuaron tales afirmaciones por una razón muy sencilla: El fontanero, señor DIEGO LEON PINO, visita la planta diariamente con una frecuencia de dos a tres veces, y por su puesto, no había indicios de excavaciones.

VASIJA DE BARRO CON GRASA (Se presume que contenia grasa animal y/o cenizas humanas)

El jefe de obras del municipio, aconsejó buscar firmeza para apoyar la estructura con otras columnas. El Ingeniero, en cambio, sugirió que se llenara el hueco con tres volquetadas de piedra, sin más indagación acerca del porqué de lo sucedido.

Luego de evaluados los dos conceptos, la junta directiva del acueducto optó por el de buscar firmeza en el terreno y construír las columnas de soporte. Pero, ¡Oh sorpresa¡, buscando la tal firmeza y ya a 10 metros de profundidad, se encontraron dos grandes salones de diseño circular, de más o menos 4 x 4 metros cada uno y con entradas en forma de capitel, tipo iglesia, muy bien construídas y que eran nada más y nada menos que dos tumbas indígenas de hilanderas, de aproximadamente 600 a 800 años de antigüedad, encontrándose dentro, restos humanos, que se desintegraban al contacto con el aire y la luz solar. Además, piezas arqueológicas, tales como metate, vasijas de barro, husos, herramientas hechas en piedra y como algo peculiar, grasa en el piso, sin definición de procedencia.

HERRAMIENTA DE CORTE EN PIEDRA (Se utilizaba para pulir, cortar)

Inicialmente, el hallazgo produjo mucha alegría a los trabajadores, pues un evento de esta naturaleza trascendería más allá de las fronteras del corregimiento y se convertiría en un referente histórico y turístico. Posteriormente, mucha preocupación, por la incertidumbre de no saber si toda la estructura estaba asentada sobre piso falso, lo que en un momento dado, podría dejar a la comunidad sin servicio de acueducto. … pero atérrense, la póliza sólo cubría el 10% del valor de la obra, si ella hubiera colapsado totalmente, es decir, un valor aproximado de cuatro millones de pesos, cifra irrisoria para compensar unos daños de tal magnitud.



Como reflexión queda, que las comunidades deben de ser veedoras de todos los requisitos para llevar a feliz término una obra que los beneficie: estudio de suelos, contratación transparente, contraloría eficiente; pólizas de cumplimiento y garantía y una interventoría muy profesional.

HUSOS (Elementos empleados por las hilanderas indígenas para hilar)

RELATORES
Claudia Margarita Romero Villada
Diego León Pino García
Luis Enrique Herrera Paniagua